Encontré esto, desfasado, desplazado en el tiempo y quien sabe por que razón olvidado. Creo haberlo escrito a fines de Mayo:
Hoy me levanté muy temprano a trabajar, a pesar del frío que me ruega quedarme en cama. Puse el calefactor y la sonrisa de oreja a oreja que tenía me acariciaba con su calidez. Fumé un cigarrillo mirando al cerro, la vista al amanecer estaba hermosa.
- ¿Te gusta?- Me pregunté a mí mismo mientras clavaba los ojos en el escogido.
- Creo que sí, y mucho. - Me respondí sin lanzar palabra al aire.
Continúe con mis labores, mientras el pecho se me inflaba y esperaba con ansias la llegada del 20 de Junio. Era la fecha en que tenía la certeza de que ella volvería, por mí que lo hiciera cuando le entrara la gana. Su rostro lo tenía grabado en el corazón, como sus colores y lo más relevante para mí; su aroma.
Desde la primera mirada me pareció exquisita, su abrazo tan tierno, la delicadeza de sus líneas, la prestancia de sus movimientos. Su pudor a tocarlos como es debido, por no haber estudiado, me enterneció mucho. Las miradas dudosas en ella me hicieron darme cuenta de que ha sufrido bastante (y quizá aún sufre), aunque ignoro el por que. Le mostré todos los que habían, no me guardé ninguno. Casualmente estuve a esa hora, y algo me decía “Sé amable con ella, trátala como a una reina”, y así lo hice.
Me contó que había visto montones de ellos y ninguno se acomodaba con sus exigencias, tenía que ser más chico y además cómodo. Era difícil encontrar algo así, pero casualmente este había llegado a mis manos no hacía mucho.
La madre, presente y ausente a la vez, no percibía la magia, se estaban creando vínculos increíbles allí. Preguntaba de forma concreta como poder hacerse propietaria del crío y si la podía esperar para ver que opciones de pago existían. Luego desapareció para ir a conversar con el jefe.
Me contaba ella de sus actividades, profesores y filosofía de vida. ¿Qué opinas tú?... De esto y aquello preguntó. Curiosa, inquisitiva, con grandes fortalezas y potenciales que ignoraba por completo sobre ella misma.
Su aroma fresco y dulce, tan cerca, que ganas de abrazarla y de decirle, oye, vamos a pasear. Tomar su pelo y transmitirle lo que despierta en mí, tomar su hermosa mano y darle miles de besos. Pero no se puede hacer eso con los clientes de buenas a primeras. Buscó una foto, según ella me parezco a un artista. Me dio un poco de risa pensar en eso, no creo ser más que un artesano común y corriente.
Que ganas de sentirla cerca, ¿No será muy pronto para pensar en esto?. Nunca me he sentido enamorado, pero alguien, algo o ambos me dice que el día de ayer fue especial y decisivo en ese sentido. ¿La veré de nuevo? No lo tengo claro, pero me agradaría más que nada en el mundo. ¿Podremos ser amigos? Ojalá, eso mínimo.
Cometí un error en mi trabajo, por estar distraído. Pero no hago berrinches sino que lo soluciono raudamente. La próxima vez le voy a enseñar cosas de mi trabajo y conversaré más con ella. Hay un velo de misterio que la envuelve y me encanta.
Llega el jefe y sin saludar pregunta:
-¿Te gusta?
Mirando al elegido le digo – Creo que sí, y mucho.